Para los que no sepan mis antecedentes, soy vegana. Vegana por una cuestión ética, no por dieta. Cuando dejé de consumir y usar productos animales (hace dos años, el día 21 fue "mi cumple vegano"), me importaba poco la salud, lo mío era adoptar un modo de vida consecuente con los nuevos principios que había descubierto, que respetaban la vida de los animales (¡Revolución Vegana!). Por supuesto, ésto lo sigo manteniendo, aunque ya no lo predique con la misma intensidad. A pesar de estar ya informada sobre temas de alimentación para aplicarlos en mi día a día, me pareció interesante seguir adelante y conocer a fondo qué ocurre en nuestro cuerpo y qué otras alternativas hay a la medicina alopática, y en poco tiempo, me vi trabajando en una tienda de productos naturales (cosmética, alimentación, suplementación...) y estudiando naturopatía. Y estoy disfrutando un montón, la verdad, es un terreno en el que me encuentro muy cómoda y en el que creo que merece la pena indagar. Además combino la teoría de clase con la "práctica" en el curro, así que estoy muy entretenida con el tema.
El caso es que gran parte de mi decisión de apostar por este camino, fue porque la naturopatía ofrece muchas posibilidades de que el veganismo y la salud (prevención y enfermedad) puedan "convivir". Muchos de los tratamientos son con plantas o terapias que no implican la muerte de otro animal, por ejemplo... Pero por supuesto sabía de antemano que la naturopatía no es sinónimo ni mucho menos de veganismo y que tendría que aprender y estudiar otras soluciones "no veganas", ya contaba con eso.
El otro día en clase, hablábamos de los alimentos ricos en cobre y resulta que si comes caracoles te aseguras una fuente fiable de cobre. El tema de los caracoles derivó al uso de la "baba" de caracol, que es muy cicatrizante por contener helicina. Se utiliza tanto para la piel como para la cicatrización de úlceras de estómago, y por lo visto es muy, pero que muy eficaz. Hay dos maneras de hacer el tratamiento, una es beberse en ayunas (de quince a treinta días) las babas que tres caracoles, purgados con anterioridad, dejen en medio vaso de agua tapado durante la noche. La otra consiste en enterrar a cuatro o cinco caracoles en mitad de un tarro con azúcar, y tras quince días, tomar por las mañanas en ayunas (también de quince a treinta días) una cucharada de la "melaza" que se forma en el tarro, quitando por supuesto, los caracoles muertos que haya dentro. El que pueda superar su asco, consigue una recuperación sorprendente, al parecer.
Claro, aprender esto en clase no me supone ningún problema, lo chungo es imaginarme en una clínica recetando tratamientos de este tipo. No sé donde acabaré, no sé si me dedicaré a la naturopatía profesionalmente, si tendré una tiendecita-herbolario, o si trabajaré en una revista, pero en todos los casos se plantearán situaciones en las que yo sepa remedios muy eficaces que dependan de la muerte o uso de un animal, y en las que yo seré la única a quién le importe buscar otra alternativa. Un paciente me diría: "me importan un carajo los animales, dame lo más bueno para mí" ¿y no sería esa mi responsabilidad?. Ya me pasa en la tienda... jalea real, cartílago de tiburón, aceite de pescado azul... solo que ahora tengo la excusa de que tengo que cumplir con mi puesto de dependienta y aconsejar los mejores productos que tengamos, sea cual sea su origen (afortunadamente, gran parte son vegetales...).
Supongo que aunque yo informara a un paciente de las distintas alternativas, con sus "pros" y "contras", la decisión final la tomaría la otra persona, no puedo obligar a la gente a vivir de manera vegana... En el caso de la úlcera estomacal, por ejemplo: sé que también el aloe vera es cicatrizante (se puede tomar en zumo o gel), creo que la arcilla (la preparada para ingerir) también cicatriza, pero no tengo ni idea de su eficacia comparada con la baba del caracol ¿y si existe una diferencia considerable para una recuperación adecuada? ¿Qué papel tendría que asumir?
Buf, es un tema peliagudo para posicionarme ahora. De momento me limito a aprender, que es lo que me toca. Así que lo dejo aparcado, supongo que es de locos marearme con ésto tan pronto.
Ah, una cosa. Espero que en los comentarios no se abra un debate sobre los derechos de los caracoles, es un ejemplo, no os quedéis en la superficie. La raíz del asunto es otra, el choque entre unos principios y el uso de una recomendación que se oponga a ellos. Puede que haya gente que al leer este post se escandalice por que yo quiera dejar a los caracoles en paz, así que pido por favor que nadie se desvíe del tema para sacarle punta a un detalle (pero qué digo... ¡si apenas tengo lectores! jajajaja)