Estoy en la primera fase de una relación. Y como sucede en muchas ocasiones, esta primera etapa esta llena de dudas, prejuicios y suposiciones. En realidad es raro, porque mi naturaleza es poco prudente cuando me acerco a algo nuevo, y siempre me entrego y cojo las cosas con muchas ganas. Esta vez es un poco distinto, quizás por el misterio que la otra parte me ofrece.
Poco conozco yo de las Flores de Bach todavía. Tan poco, que este post no puede ofrecer mucha información útil ni seguridad en su contenido. Pero ahí voy.
Me han invitado a un seminario sobre la terapia floral de Bach, impartido por Julian Barnard, en el cual me he pasado casi todo el día (en otro momento hablaré del tufillo que desprenden este tipo de charlas y el entorno en el que se realizan, que según cada uno, puede ser más o menos espeluznante). Julian Barnard puede que sea el mayor representante de la filosofía del Dr. Bach y uno de los productores de esencias florales más fieles a la metodología original de su creador. De hecho, él no se dedica a la consulta, le interesa más la investigación con las plantas y la búsqueda de la perfección en las tinturas.
Para los novatos como yo, quizás haga falta una introducción del tema, cosa que no sé si hacer dada su extensión y mi inexperiencia. Pero así en términos generales, diré que es una terapia que regula el equilibrio emocional de la persona, ya que según el Dr. Bach, el origen de nuestras enfermedades se encuentra en un plano mental al que es difícil tener acceso. La salud entendida como una armonía entre la parte física, psíquica y social de un individuo. Para tratar nuestro estado emocional, se hace uso de unas diluciones que vienen de la maceración y cocción de 38 plantas. Lo más inquietante del asunto es que en el producto final, no hay elementos químicos que puedan justificar (científicamente) un cambio en el organismo, por eso en la comunidad científica, este método no tiene validez y achacan sus resultados al efecto placebo. Hay mucha polémica y muchos puntos de vista. Peeeeero, también es utilizada con éxito en animales y bebés, incapaces por tanto de entender qué es eso del placebo... ¿Entonces qué ocurre? ¿Por qué a tanta gente le van bien? Un interesante debate que ahora no tiene lugar, quizás en otro momento...
Yo he decidido no posicionarme hasta investigar un poco más, y poner en práctica el asunto.
De lo que yo quería hablar era de algo que he aprendido hoy sobre las flores de Bach. Lo mejor de la charla ha sido que más que centrarnos en las patologías y efectos en los pacientes, hemos visto las plantas, su forma y su función (de hecho el último libro de Julian Barnard creo que se titula así). Me ha gustado el enfoque que ha dado, ya que ha cuestionado a los terapeutas que utilizan los 38 remedios sin conocer la planta en su estado natural, su comportamiento y sus características. Es una parte que permanece "oculta" en casi todas las páginas relacionadas con el tema, hasta se dice que el Dr. Bach eligió esas plantas por "inspiración divina". En realidad la imagen y funcionamiento de cada planta (al menos las relacionadas con los tipos de persona), reflejan la personalidad y el carácter de un individuo. Pondré algunos ejemplos que me han gustado mucho:
IMPATIENS: Es una planta que crece con gran decisión, tensión y rapidez. En tres semanas, pueden alcanzar los 3 metros. Los tallos nos muestran esta fuerza, tensos, duros, llenos de líquido, con poder suficiente para mantenerse erguidos hacia el cielo. Sus hojas son serradas, con un nervio grueso y bien definido. Lo más característico de esta planta, es que las vainas que albergan sus semillas, explotan con el mínimo roce, disparando sus pequeñas simientes al suelo.
Este comportamiento define al tipo "impatiens". Una persona que no soporta la lentitud en lo que le rodea, que tiene muy marcado un objetivo hasta el punto de querer conseguirlo en soledad debido a una falta de aptitud en los demás. En las enfermedades, son impacientes, buscando soluciones rápidas, que surtan efecto sin vacilación ni demora. A menudo este tipo de personas quedan aisladas del resto por una falta de sincronía.
¿Por qué dar un remedio de impatiens a un tipo impatiens? Porque la planta ha encontrado un equilibrio que compensa esta forma de ser y que es lo que le falta a un individuo que tiene este proceder. La flor de Impatiens cuelga de un suave tallito, y se deja balancear por el viento. Tiene un color suave, nada agresivo, y permanece abierta. Quizás esto es lo que necesita un tipo impatiens, una aceptación de un ritmo, un entorno...
No me podéis negar que como mínimo es bonito. Otra:
MÍMULUS: La flor del miedo. La encontramos en la orilla de los ríos, entre las rocas. Es una flor que crece en un entorno difícil, continuamente agitada por los golpes del agua y amenazada por invasiones de hongos. En épocas de lluvia, incluso puede quedar ahogada por el nivel del río (una sensación muy semejante al miedo). Su parte positiva es que es capaz de soportar todo esto, capaz de seguir viva bajo el agua y con la suficiente flexibilidad para adaptarse. Deja que sus semillas sigan el curso del río, asumiendo el riesgo de no llegar a encontrar un lugar seguro en el que germinar. Es la flor indicada para la gente que siente temor por su entorno, que sienten miedo de "salir al mundo", de encontrarse cosas... Miedo al dentista, al avión, a que lleguen facturas altas...
También me gustaría hablar de "clematis", la planta de los soñadores, los que no tienen los pies en la tierra, pero me da la impresión de que me alargaría demasiado...
La cuestión es que Edward Bach buscó 12 maneras de ser en doce plantas de la naturaleza. Éstas nos hablan de aspectos intrínsecos de la personalidad. Luego buscó otras 7 a las que llamó "ayudantes", que perfilan la manera de actuar de cada tipo, en forma crónica (esto ya sería un comportamiento adquirido), y aunque con estas 19 ya dio por terminado el trabajo, años más tarde sintió la necesidad de buscar otras plantas que reflejaran sensaciones más abstractas si cabe, causadas por episodios concretos del pasado, que marcan (estas últimas 19 son quizás más "místicas"). Así, con esta clasificación, se puede trabajar en tres niveles: su naturaleza, sus hábitos y sus huellas.
¿Demasiado espiritual para mí? No sé, a ver en qué acaba la cosa.