miércoles, 19 de mayo de 2010

Beberse el mar


De vuelta al blog (al menos por hoy), he pensado escribir un post acerca del agua de mar, ya que fui a un seminario el sábado pasado y he comenzado a hacerme una cura con "plasma marino". Conozco la terapia con agua de mar desde hace unos años, pero a decir verdad, hasta ahora no acababa de verle sentido.

Supongo que las propiedades del agua de mar son muy conocidas por casi todos. Ya sabéis, es cicatrizante, remineralizante, indicada sobre todo para problemas oculares o de piel como dermatitis u hongos. Lo que no es tan conocido es su uso interno, que es a lo que voy.

Se ha vuelto a poner de moda esta terapia, el agua de mar como bebida isotónica que restablece el equilibrio a nuestro cuerpo, con la frase "El mar cura todos los males del hombre", de René Quinton, colgando en los escaparates de los herbolarios. Se nos presenta como remedio milagro para todo, indicada tanto para deportistas como para embarazadas o para enfermedades de tipo crónico... O casos agudos como gastritis, colon irritable, fiebre... Para todo. Y quizás sea este aspecto el que hace desconfiar a mucha gente de su eficacia (incluso a mí misma). ¿Es posible que realmente sirva para todo?

Quizás lo más correcto (o prudente) sería presentarla como un trabajo " de terreno", basada en los principios de la oligoterapia. No se trata de acabar con una enfermedad en concreto, sino de fortalecer el organismo. Es el pilar básico de la naturopatía en comparación con la alopatía (que apuesta por la teoría de Pasteur, centrada en combatir agentes patógenos).

¿Y por qué agua de mar?

Hay que aclarar que aunque también se administre agua de mar tal cual, esto es, en su solución hipertónica, lo interesante es tomarla diluida con agua dulce en una proporción similar al plasma humano. En la proporción que se encuentra en nuestro cuerpo, en nuestras lágrimas y entre nuestras células. El 70% de nuestro cuerpo es agua salina, es nuestro "medio interno". En él, las células realizan sus funciones vitales y se nutren de los minerales que lo forman. No se trata sólo de agua y cloruro sódico, sino de otros componentes como potasio, calcio, magnesio, cobre, hierro, que se encuentran en forma de trazas. In vitro, si pusiéramos leucocitos flotando en agua de mar isotónica (diluida), éstos vivirían 21 días, su ciclo vital, frente a las dos horas que aguantarían en suero fisiológico. En Francia, a principios de siglo se administraba agua de mar isotónica intravenosa hasta que las autoridades sanitarias exigieron que debía estar esterilizada y fue prohibida (al esterilizar el agua de mar pierde sus propiedades). Por supuesto, no voy a cuestionar esta medida, simplemente quería recoger el hecho de que se utilizara en hospitales públicos. Hasta 1984, el agua de mar vía oral entraba dentro de los servicios de la seguridad social francesa.

Pero bueno, que me voy por las ramas. Lo que yo quería expresar sobre todo es la facilidad de absorción que tiene esta bebida y lo pronto que pasa a sangre y riega nuestros tejidos. Es lo que me parece más espectacular. Cada vez que fumamos, por ejemplo, las sustancias nocivas corren por nuestras venas, pasan al espacio extracelular y contaminan este medio. Nuestros tejidos se ven afectados, nuestras células literalmente se "comen" el petróleo. Esto es algo aceptado por todos, sabemos que aumenta el riesgo de cáncer al dar a las células mala "información". Ahora bien ¿Y si lo que aportamos es agua de mar isotónica? ¿No estaremos renovando y limpiando este medio interno? ¿No estaremos mejorando la calidad de nuestros fluídos? ¿No influye, por tanto, en la salud de las funciones celulares?.

Por eso es un "curalotodo", ¿no?