domingo, 18 de noviembre de 2007

Enfermos de tanta salud

Ayer por la mañana, le ofrecí a una mujer, después de atenderla en la tienda, una revista mensual que solemos dar a los clientes. Es una revista que además de publicitar distintas marcas (que es de lo que se mantiene) y a la misma empresa (supongo que su objetivo principal), trata de fomentar los hábitos saludables y el equilibrio. Normalmente todo el mundo la acepta, a no ser que ya la tenga en casa (después de unos meses he podido comprobar cómo hasta hay lectores fijos de la revistilla en cuestión), pero esta mujer rechazó mi oferta exclamando un "No, ¡por Dios!, que no quiero volverme loca, no quiero acabar obsesionándome por la salud, no quiero acabar como una hermana mía."

Me quedé un poco cortada, con la revista en la mano y mi sonrisa "mustia" de no saber qué decir en ese momento, más por una cuestión de inercia al atender que por una falta de recursos (vamos...). Creo que dije algo así como: "jeje, bueno, como quieras", pero en realidad me entraron ganas de hablar un rato con esa mujer sobre la salud, sobre la revista y... ¡sobre su hermana! (mi lado cotilla me puede) ¿Qué le pasaría? ¿Se trataría simplemente de una persona que lleva una vida sana o realmente sería uno de esos casos de obsesos por la salud de los que se habla últimamente? (está en boca de todos, sí, sí, sí, la gente no habla de otra cosa en la calle).

Me refiero a la ortorexia, un término que se utiliza para referirse a la gente que sufre un trastorno alimenticio relacionado con una excesiva preocupación por estar sano. Es un problema que incluso puede causar la muerte. Por supuesto, se trata de algo medianamente nuevo, hay un debate sobre el tema y existen distintas opiniones y enfoques al respecto. El médico que acuñó el término en 1997 se llama Steven Bratman, y viene del griego orthos, "correcto", y orexis, "apetito" (apetito correcto, tiene guasa que se llame así a una enfermedad). El tema va de obsesionarse con la salud, centrándose en la alimentación, comiendo solamente productos biológicos, sin grasas, sin conservantes... y evitando estrictamente aquello que considera perjudicial o tóxico para su organismo. Y lo que en un principio es algo bueno para sí como es cuidar del cuerpo, se convierte en una enfermedad psicológica similar a la anorexia ya que comparten el ansia por conseguir un ideal (de hecho, la ortorexia en muchos casos acaba provocando las mismas complicaciones que la anorexia, ya sabéis, anemia, disfunción de órganos internos, debilidad crónica...). Socialmente el afectado se aísla, rechazando la comida que otros cocinan, no comiendo nunca fuera de casa, ayunando si no hay una alternativa de la que fiarse... Y lo peor es que se trata de gente que se informa mucho sobre nutrición y sobre las consecuencias de los horrorosos hábitos alimenticios que mantiene la mayoría de la población de los países desarrollados, con lo que es difícil "dar marcha atrás" porque no les falta razón en muchas cosas...

Supongo que el problema reside en la interpretación de la información que se obtiene y la debilidad emocional o psicológica de cada uno. Se puede ser muy "purista" en estos temas y no tiene por qué suponer un problema para la salud, no tiene por qué afectarte socialmente y se puede tener suficiente control como para afrontar las situaciones en las que no hay "opción sana" sin tener un sentimiento de culpa por ello. Además de conocer qué es lo que conviene hacer para evitar futuras enfermedades, también hay que conocer las maneras que tiene el organismo de librarse de aquello que le perjudica, no olvidemos que nuestro cuerpo además de asimilar tóxinas, tiene mecanismos para deshacerse de ellas, tales como el sudor, la orina, las heces, el vómito... Así que en este aspecto se puede estar más tranquilo y darle una oportunidad a nuestra naturaleza. Esto no significa que podamos tener una vida llena de excesos sin preocupaciones, dar una oportunidad a nuestra naturaleza significa precisamente que hay que propiciar la situación para ello, ojo, que nadie ahora me diga "aaaayyy, yo estoy muy tranquilo comiendo embutidos sin parar sentado en mi sillón y bebiendo cerveza, PORQUE MI CUERPO ES CAPAZ DE AFRONTARLO, qué sanote que estoy". Ni lo uno ni lo otro...

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